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Yin y Yang

Como mencionaba en la página de Acupuntura, la teoría del yin y del yang es uno de sus pilares básicos.

Hay diferentes corrientes de transmisión o fuentes de la “enseñanza” que explican esto, y cada una de ellas puede hacer planteamientos similares con sus propios matices. Esto es normal y deseable, cada cual debe beber de aquella que sienta más cercana, más acorde a su manera de ver las cosas.

Esta web, y sus entradas en el blog, están destinadas a todo aquel que no haya estudiado sobre el tema, así que voy a intentar explicarlo para que se entienda fácilmente.

La filosofía taoísta nos dice que nuestra existencia procede del Tao, que es la unidad absoluta. Pero para que nuestras mentes (y su sensación de separación) puedan interpretar dicha existencia, es necesaria la dualidad. Necesitamos los pares de opuestos para comprenderlo todo, por ejemplo alto y bajo, verano e invierno, día y noche o fuera y dentro.

En el símbolo, la parte blanca grande es el yang, y la negra el yin; el punto blanco es el pequeño yang, y el punto negro el pequeño yin.

Si preguntamos a alguien del lejano oriente qué significa yin, lo más fácil es que nos responda con una lista: luna, noche, mujer, frío, interior, materia, quietud, bajo… Y lo mismo ocurriría si le preguntásemos acerca del yang: sol, día, hombre, calor, exterior, energía, movimiento, alto, etcétera. Básicamente, el yin se refiere al principio femenino y a la receptividad (mujer/útero), a todo lo que vaya hacia dentro o hacia abajo (agua), y a lo frío y oscuro (invierno). También básicamente, el yang hace referencia al principio masculino y a la expansión (hombre/falo), a todo lo que vaya hacia fuera o hacia arriba (fuego) y a lo cálido y luminoso (verano).

Nos ayudan a definir desde los estados de la materia hasta los momentos en el tiempo, se aplican a todo lo que existe. Por ejemplo, el agua es de carácter yin en comparación con el vapor, que es de naturaleza yang. Otro ejemplo, esta vez sobre movimientos cíclicos temporales como son las estaciones del año, es que el invierno se corresponde con el yin y el verano con el yang.

Yin y yang no solo marcan dos conceptos o movimientos opuestos, los plantean al mismo tiempo como complementarios. Son asimismo interdependientes, de manera que no puede existir uno sin el otro, ¿cómo va a haber luz si no hay oscuridad?

Y siempre hay un poco de uno dentro del otro, como ocurre entre el hombre y la mujer, porque el hombre tiene unas pocas hormonas femeninas (estrógeno) y la mujer tiene unas pocas hormonas masculinas (testosterona).

No podemos decir que el agua es yin y ya está; el agua es yin si la oponemos al fuego, que es yang. Porque si la comparásemos con el hielo, ésta sería yang y el hielo yin.

Tienen una relación de consumo mutuo, si ambos están en igualdad de fuerza, se va a mantener un equilibrio. Cuando el yang predomina, su tendencia va a ser la de consumir el yin, y a la inversa. Si tenemos un cazo con agua (yin) y lo ponemos al fuego (yang) a hervir para hacer un caldo, y la proporción entre agua y fuego es la correcta, la mantendremos hirviendo el tiempo necesario (equilibrio). Pero si el fuego es demasiado alto con respecto al agua que tenemos en el cazo, se va a evaporar completamente (yang habrá consumido a yin). Por el contrario, si echamos mucha agua en el cazo y hemos colocado poca leña en el fuego, éste se va a consumir antes de entrar el agua en ebullición (yin habrá consumido a yang). Si esto ocurre en un ser vivo, la vida se acaba, como por ejemplo la planta de interior que empapamos con demasiada agua (yin habrá consumido a yang), o a la de exterior que no la regamos en verano (yang habrá consumido a yin).

Cuando yin crece yang disminuye, y viceversa; por ejemplo el yang de la luz del día va creciendo en la salida del sol, al mismo tiempo que decrece la oscuridad de la noche. Igualmente, en el ocaso la luz yang diurna va menguando, así como aumentando la oscuridad nocturna yin.

Se dice asimismo que se transforman mutuamente. Yin, cuando alcanza su máximo, se transforma en yang; y éste, a su vez, mutará a yin cuando llegue a su plenitud. Si cerramos la mano hasta donde nos sea posible, llegará un momento en que no podamos apretar más el puño, estaremos en su máximo yin, y de lo único que vamos a ser capaces es de comenzar a abrirla, transformándose así el yin en yang. Seguimos abriendo la mano hasta donde podamos, y en ese punto en que yang estará en su cénit, la vamos a relajar para devolverla a su posición inicial, proceso en el que yang se transforma en yin.

En el cuerpo humano podemos observar las distintas partes que corresponden al yin, y sus complementarias y opuestas que situamos en el yang. Las que están en la zona inferior, en el interior y delante, se consideran yin en oposición a las que se sitúan en la franja superior, en el exterior y detrás, que son yang. Así, los pies se consideran yin en comparación con la cabeza, que sería yang; la lengua es yin oponiéndola a las orejas, que son yang; o el pecho, que es la zona yin, contraponiéndola con la espalda, como área yang.

Una persona corpulenta, que se mueve y actúa con cierta impulsividad, suele hablar alto y es propensa a tener calor, la podríamos considerar yang, ante otra persona con un cuerpo un poco más reducido, que se muestra tranquila, habla generalmente en voz más baja y suele tener frío, ya que a ésta la ubicaríamos en el yin.

Todos los desequilibrios contemplados en la Acupuntura se pueden reducir a estos dos aspectos yin y yang. Los que se acaban de producir hace poco tiempo, generan calor, enrojecimiento, intranquilidad, cambian rápidamente y provocan sed y orina escasa, los agruparemos en el yang. Aquellos que llevan desarrollándose más tiempo, hacen que la persona sienta frío y tenga la piel de la cara de un color blanquecino, sientan somnolencia o agotamiento, y no tengan sed, los situaremos en el yin.

Espero que con estas sencillas explicaciones y sus ejemplos hayas entendido la base, estoy convencido de ello. En realidad, llevar esto a la práctica de la Acupuntura es generalmente muy complicado, ya que normalmente no todo es blanco o negro, sino que hay un sinfín de tonalidades del gris.

Para dar fin a este escrito, voy a proponerte un ejercicio de reflexión con estas cuestiones generales escogidas al azar:

  • Constantemente estoy intentando (yang) imponer mi voluntad a mi pareja (yin), ¿cuál es la posible evolución de esto?
  • Siempre estoy metido en casa (yin) y casi nunca salgo a la calle (yang).
  • Trabajo 12 horas al día (yang), y no descanso el tiempo necesario (yin).
  • Si estoy constantemente enfadado/preocupado/triste (yang), ¿puede repercutir de alguna manera en mi cuerpo (yin)?

Bueno, estas cuatro cuestiones podrían haber sido cuatrocientas. En ellas apreciamos la tendencia hacia uno de los dos extremos. Quizá esta comprensión nos sirva para concienciarnos de lo delicado de los excesos. La Acupuntura es una disciplina ante todo preventiva, en la que esto se tiene siempre muy en cuenta. El yin y el yang en equilibrio, tanto en nuestro cuerpo como en nuestra vida, es lo que nos va a llevar hacia el bienestar.

Si necesitas alguna aclaración, no dudes en escribirla en los comentarios o en contactar conmigo.

 

¡Saludos!