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Acupuntura: bienestar en la antigüedad

El objetivo de esta entrada es ofrecer una idea general de cómo los antiguos agrupaban numerosos aspectos relativos a la existencia de las personas, para así poder dar una respuesta a la necesidad, a la búsqueda del bienestar.

Hace milenios que se practica la Acupuntura, forma parte de la tradición oriental, especialmente en China. Se origina en la filosofía taoísta. De esta escuela surgieron varias disciplinas que estudiaban la naturaleza, y nuestro desarrollo como humanidad en ella, como por ejemplo el Chi Kung.

Ya por aquel entonces, hace más o menos cuatro o cinco mil años fue cuando empezaron a documentarlo, mediante la continua observación, se dieron cuenta de que todo en el universo se desarrolla de una manera rotativa y recurrente. La semilla que brota para que crezca una planta, salgan de ella flores y frutos, y de éstos vuelva a caer otra semilla, es un ejemplo de ello.

Vieron que hombres y mujeres estaban influenciados por los ciclos cósmicos (por ejemplo las fases lunares), y por los terrestres (las estaciones). Por eso decían que el ser humano vive entre el cielo y la tierra.                                                                                                                - Humanidad -

 

Se dieron cuenta de que había que vivir de acuerdo con esos periodos alternos para estar bien. Durante el invierno había que acostarse pronto y levantarse tarde, porque el día duraba poco y la energía de la persona estaba más escondida, menos disponible (esa puede ser una de las razones de la hibernación de los animales). Todo lo contrario ocurría en verano, con el calor y la mayor duración del día, y estando rebosantes de energía. Sabían que quien no llevaba el ritmo de cada estación, no disfrutaba de un pleno bienestar.

Otro factor que tenían muy en cuenta era la capacidad de adaptación, de qué forma la persona era capaz de ir aclimatándose a una realidad cambiante (falta de alimento, pérdida de un ser querido, cambio de zona de residencia, etcétera).

Sabían también en qué medida podían llegar a afectar al individuo sus emociones, sus sentimientos, sus pensamientos… El cómo vivía la persona todas esas circunstancias en las que se desarrollaba su vida, el sustento, la pareja, la convivencia familiar o de otro tipo, la socialización. Por mi experiencia, estos dos últimos aspectos, la adaptación y la esfera emocional, están estrechamente unidos.

Sabían que la herencia de la persona cuenta, y mucho; algunas de las características físicas o psíquicas de los abuelos y los padres pasaban a los hijos, las buenas y las no tan buenas…

Todos estos factores eran tenidos en cuenta a la hora de valorar el estado de una persona. Podía darse uno o varios de estos factores, y desde la Acupuntura encontraron las herramientas necesarias para ayudar al ser a recuperar ese balance que había perdido.

 Esa es la fuerza que tiene la Acupuntura, la de facilitar al sujeto su retorno al estado natural, que es el de la armonía. Y no sólo eso, por una parte se está educando al sujeto para que tenga todos los elementos que le permitan, de una manera consciente, mantener la estabilidad en el tiempo. Por otra parte, y no menos importante, está la posibilidad de prevenir la inestabilidad, que es donde está la máxima potencia de esta disciplina, y es la que menor esfuerzo requiere: trabajar con el ser para que no llegue a perder su centro.

 

¡Saludos!